No existe un dolor más grande en el universo que perder a un hijo. Su presencia, su compañía, sus sueños, su alma. Su humor. Hoy, muchas madres de los policías que cayeron víctimas del atroz atentado en la Escuela General Santander, empezarán un proceso de dolor, angustia, desespero, desamparo, inquietud y padecimiento.
Segundos, horas, días y meses sin encontrar explicación alguna a tan abismal pesadumbre. Y pasarán años o hasta vidas para llegar a comprenderlo. Con toda mi fuerza cobijo a esas madres con mi calor.
Muchas veces nos despertamos pensando en que ese día será el mejor. Nos sentimos fuerte, tanto, que creemos que lo vivido ya está superado.
Pienso en ella. Le hago preguntas y, al mismo tiempo, la abrazo con todo mi amor.
El sol sigue saliendo y aún no encuentro respuestas. Quizás tendré que esperar para el anochecer, por lo que me contento sabiendo que la tuve de nuevo ahí: en mi mente y en mi amanecer.
Así que nos levantamos y pensamos que estamos a un paso de esa tranquilidad anhelada. Pero de repente, aparece ese dolor clavado en los huesos que no solo hace desgarrar llanto, sino también revivir todos esos sentimientos que generan perturbación.
Y con tiempo me he dado cuenta de que este proceso es así. Este camino de sanación y recordación será así. Días grises y muy pocos días arcorisados, pero con la plena convicción de que con el tiempo y la fuerza lograremos salir adelante.
A ella, a mi Sofi, y a Dios, les pido gloriosamente paz en mi corazón, para seguir adelante y continuar viviendo en felicidad por amor propio y por la familia.
Y es preciso esa fuerza interior que todos poseemos que nos hace continuar el camino ante cualquier crisis emocional. Así que si logras un día estar un poco mejor, aprovéchalo, pues no todos los días serán así.
Acepta el día como llegue. Aveces pensamos que si estamos tranquilos, nuestro ser querido que partió no se lo merece y, por ende, nos sentimos culpables de estar bien. Pero
No. He aprendido que el estar bien también es recordar con dulzura, revivir las gratas sonrisas y los profundos abrazos. Es entender el proceso con más reflexión, con más respeto. Vive cada día sin pensar en el mañana. Has siempre lo que te dicte tu corazón.
Y por último, ten presente que siempre, siempre, ese ser amado que vive en el cielo estará en nuestro corazón con más fuerza, con desgarros de latidos de amor.
Gracias por leerme.
Jacky yo perdí mi bebe de un año de nacida , en el año 2016 pero siento dentro de mi corazón que no e sacado todo, el dolor no puedo expresarlo y solo corren unas lagrimas al pensar en ella quiesiera soltarlo pero no puedo y hasta siento miedo q tener eso represado hay me haga daño más adelante que me aconsejas en mi caso donde lloro poco pero mi dolor está hay siempre y quiero sacarlo pero no hay algo q lo impide.